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Participación de Euskofederpen como parte del Tercer Sector Social de Euskadi


El tercer sector social de Euskadi cuenta con casi 40.000 personas empleadas y canaliza la participación de más de 160.000 personas voluntarias. Fuente: Irekia

Así se desprende del Barómetro 2021 del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social, que contabiliza 4117 organizaciones: 2341 de ellas en Bizkaia, 1176 en Gipuzkoa y 600 en Araba

Este sector gestionó en 2020 un volumen económico de 1712 millones de euros, equivalentes al 2,4% del PIB vasco

Un 56,5% de las entidades sociales cuenta con personas remuneradas en sus equipos de trabajo, mientras que el 43,5% de ellas están compuestas íntegramente por personas voluntarias

La infancia y adolescencia, las familias, las personas mayores, las personas con discapacidad y sus familias o las mujeres destacan entre los colectivos destinatarios principales de las organizaciones sociales vascas

 La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha hecho público hoy en Vitoria-Gasteiz el Barómetro 2021 del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social. Se trata de un documento que reúne información sobre la identidad, características, actividad, personas implicadas o recursos del Tercer Sector Social en Euskadi. Y que, tal y como ha destacado la consejera, permite también “dar a conocer la contribución social del Observatorio Vasco del Tercer Sector y promover su reconocimiento como agente fundamental de transformación social”.

Del Barómetro 2021 se extrae que el Tercer Sector Social de Euskadi (TSSE) está formado por 4117 organizaciones; 2341 de ellas en Bizkaia, 1176 en Gipuzkoa y 600 en Araba. Estas cifras se traducen en una tasa de 1,88 organizaciones por cada 1.000 habitantes de Euskadi.

Las organizaciones que integran el Tercer Sector Social de Euskadi cuentan con casi 40.000 personas empleadas y canalizan la participación social de 160.493 personas voluntarias.

Lucía Merino e Iker Fernández, del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social, han especificado en su intervención que el 56,5% de las organizaciones cuenta con personas remuneradas en sus equipos de trabajo, mientras que el 43,5% están compuestas íntegramente por personas voluntarias. En concreto, el personal remunerado es mayoría solo en un 14,4% de las organizaciones.

Según se desprende del Barómetro 2021, en 2020 estas organizaciones gestionaron un volumen económico de 1712 millones de euros, equivalentes al 2,4% del PIB vasco. 

Cabe señalar, de igual modo, que el 80% de las organizaciones del Tercer Sector Social de Euskadi son entidades pequeñas o medianas, con ingresos inferiores a 300.000 €. El 54,1% de sus ingresos proviene de fuentes de financiación pública, mientras que el 45,9% es de origen privado; destacan en este último caso las cuotas de las personas socias o afiliadas, que suponen, de media, el 17,6 % del total de ingresos de las entidades. Cabe igualmente añadir que en torno a un 46,6% de las organizaciones del sector cuenta con donantes que realizan aportaciones económicas de manera regular.

Otro aspecto de interés recogido en el Barómetro 2021 es que el 35,5% de las organizaciones del tercer sector atesora 20 años o más de trayectoria.

Provisión de servicios y función social

Las organizaciones que conforman el Tercer Sector Social en Euskadi tienen por colectivo principal, aunque no único, a personas destinatarias muy diversas, entre las que sobresalen la infancia, la adolescencia y las familias (19,7%); las personas mayores (14,76%); las personas con discapacidad y sus familias (11,9%) o las mujeres (10,7%).

Tal y como ha explicado Iker Fernández, entre los servicios que proveen las organizaciones del sector destacan los de información y orientación, las actividades de ocio y tiempo libre, la intervención socioeducativa, la formación y educación, el desarrollo comunitario y la intervención psicosocial. Pero, ha señalado, la mayor parte (83,5%) de las organizaciones “compagina la provisión de servicios con otras funciones sociales, como la sensibilización y la defensa de derechos o la promoción del voluntariado, el asociacionismo y la participación social”.

En un cambiante contexto social que, en solo tres años, ha hecho frente a una pandemia mundial o a una guerra en el seno de Europa que ha precipitado el desplazamiento forzoso de millones de personas, Artolazabal ha subrayado que el Tercer Sector Social de Euskadi no solo ha logrado mantener “su cualidad de sector vivo y dinámico”, sino que ha salido “fortalecido”, como también se han fortalecido “la cooperación público-social y el diálogo civil”.

La fortaleza del TSSE reside, en palabras de la consejera, en “el inquebrantable compromiso de todas las personas y organizaciones que lo integran. Organizaciones nacidas de la libre iniciativa ciudadana, que canalizan la solidaridad y la participación social de la ciudadanía en general y, de forma particular, de las personas, familias, colectivos o comunidades que afrontan situaciones de especial vulnerabilidad”.

El Barómetro 2021 del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social revela, de hecho, que el 43,3% de estas organizaciones son entidades constituidas directamente por las propias personas y/o familias destinatarias; si bien el mismo informe señala que casi un 29% de ellas cuenta con la declaración de utilidad pública, lo que supone un reconocimiento social a su labor e implica que sus fines tienden a promover el interés general y su actividad no se dirige exclusivamente a beneficiar a sus personas asociadas.

Retos

Artolazabal también ha expuesto en su intervención los principales retos que las entidades del Tercer Sector Social de Euskadi identifican de cara a los próximos años. El más destacable de ellos es la gestión del relevo generacional, aunque existen, ha detallado, otros desafíos igualmente relevantes, como la sostenibilidad de las organizaciones; el fortalecimiento de la cooperación entre entidades y la generación de alianzas con la administración pública y con otros agentes sociales; la transformación digital; la innovación social o la búsqueda de respuestas eficaces a las necesidades emergentes en una cambiante realidad social.

Por su parte, Lucía Merino e Iker Fernández también han recalcado la importancia de “seguir visibilizando los resultados de la actividad del Tercer Sector Social de Euskadi, el valor añadido de la misma y el impacto social que genera, principalmente en términos de cohesión social, de protección de los derechos de las personas más vulnerables y de promoción de la participación”. De igual modo, las organizaciones consultadas se muestran preocupadas por las necesidades que “han eclosionado o aflorado por el impacto de la pandemia”, como las relacionadas con la brecha digital, la brecha educativa, la soledad o el aumento o agravamiento de los problemas de salud mental.

La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales ha manifestado que la comparativa de las conclusiones arrojadas por el Barómetro 2021 del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social respecto a los indicadores de años anteriores “invita, sin duda, a la esperanza”. Así, por ejemplo, se observa que el Tercer Sector Social de Euskadi ha seguido renovándose, con la incorporación de casi 290 organizaciones nuevas en los últimos dos años.

Socializar el conocimiento

Puesto en marcha en enero de 2020, el Observatorio Vasco del Tercer Sector Social es un instrumento técnico de la Administración General de la CAPV que, bajo el liderazgo del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, se encarga de recopilar, sistematizar, actualizar y generar información y conocimiento, así como de divulgar este conocimiento en todas las esferas vinculadas al Tercer Sector Social y entre las organizaciones y redes integradas en él.

En palabras de Beatriz Artolazabal, el Observatorio Vasco del Tercer Sector Social se ha convertido en “un instrumento reconocido y ampliamente utilizado por las organizaciones y redes del Tercer Sector Social de Euskadi”, que contribuye “no solo a una mejor estructuración del sector, sino también a ampliar y socializar el conocimiento, además de impulsar la innovación y la mejora continua en gestión e intervención de las organizaciones que lo integran”. A tal efecto, el Observatorio desarrolla una labor de diagnóstico permanente sobre la identidad, características y contribución social del Tercer Sector Social, al tiempo que pone en marcha diversas medidas orientadas a su promoción, a través de publicaciones, jornadas de divulgación, talleres o seminarios.

La consejera ha aprovechado la oportunidad para felicitar y dar las gracias a “todas las personas y entidades que integran un sector diverso, plural, solidario y comprometido”, y ha afirmado que el Observatorio Vasco del Tercer Sector Social “es y seguirá siendo un espacio para conectar a las organizaciones, generar reflexión y construir conocimiento colectivo. Siempre en permanente diálogo con las instituciones y con otros agentes implicados, tanto dentro como fuera de las fronteras de Euskadi”.

El encuentro se ha completado con la Mesa de diálogo intergeneracional: legado y relevo generacional en las organizaciones del TSSE, en la que 3 personas con una larga trayectoria en el Tercer Sector Social de Euskadi y 3 personas recientemente incorporadas al mismo han compartido sus reflexiones y experiencias personales consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha hecho público hoy en Vitoria-Gasteiz el Barómetro 2021 del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social. Se trata de un documento que reúne información sobre la identidad, características, actividad, personas implicadas o recursos del Tercer Sector Social en Euskadi. Y que, tal y como ha destacado la consejera, permite también “dar a conocer la contribución social del Observatorio Vasco del Tercer Sector y promover su reconocimiento como agente fundamental de transformación social”.

Del Barómetro 2021 se extrae que el Tercer Sector Social de Euskadi (TSSE) está formado por 4117 organizaciones; 2341 de ellas en Bizkaia, 1176 en Gipuzkoa y 600 en Araba. Estas cifras se traducen en una tasa de 1,88 organizaciones por cada 1.000 habitantes de Euskadi.

Las organizaciones que integran el Tercer Sector Social de Euskadi cuentan con casi 40.000 personas empleadas y canalizan la participación social de 160.493 personas voluntarias.

Lucía Merino e Iker Fernández, del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social, han especificado en su intervención que el 56,5% de las organizaciones cuenta con personas remuneradas en sus equipos de trabajo, mientras que el 43,5% están compuestas íntegramente por personas voluntarias. En concreto, el personal remunerado es mayoría solo en un 14,4% de las organizaciones.

Según se desprende del Barómetro 2021, en 2020 estas organizaciones gestionaron un volumen económico de 1712 millones de euros, equivalentes al 2,4% del PIB vasco. 

Cabe señalar, de igual modo, que el 80% de las organizaciones del Tercer Sector Social de Euskadi son entidades pequeñas o medianas, con ingresos inferiores a 300.000 €. El 54,1% de sus ingresos proviene de fuentes de financiación pública, mientras que el 45,9% es de origen privado; destacan en este último caso las cuotas de las personas socias o afiliadas, que suponen, de media, el 17,6 % del total de ingresos de las entidades. Cabe igualmente añadir que en torno a un 46,6% de las organizaciones del sector cuenta con donantes que realizan aportaciones económicas de manera regular.

Otro aspecto de interés recogido en el Barómetro 2021 es que el 35,5% de las organizaciones del tercer sector atesora 20 años o más de trayectoria.

Provisión de servicios y función social

Las organizaciones que conforman el Tercer Sector Social en Euskadi tienen por colectivo principal, aunque no único, a personas destinatarias muy diversas, entre las que sobresalen la infancia, la adolescencia y las familias (19,7%); las personas mayores (14,76%); las personas con discapacidad y sus familias (11,9%) o las mujeres (10,7%).

Tal y como ha explicado Iker Fernández, entre los servicios que proveen las organizaciones del sector destacan los de información y orientación, las actividades de ocio y tiempo libre, la intervención socioeducativa, la formación y educación, el desarrollo comunitario y la intervención psicosocial. Pero, ha señalado, la mayor parte (83,5%) de las organizaciones “compagina la provisión de servicios con otras funciones sociales, como la sensibilización y la defensa de derechos o la promoción del voluntariado, el asociacionismo y la participación social”.

En un cambiante contexto social que, en solo tres años, ha hecho frente a una pandemia mundial o a una guerra en el seno de Europa que ha precipitado el desplazamiento forzoso de millones de personas, Artolazabal ha subrayado que el Tercer Sector Social de Euskadi no solo ha logrado mantener “su cualidad de sector vivo y dinámico”, sino que ha salido “fortalecido”, como también se han fortalecido “la cooperación público-social y el diálogo civil”.

La fortaleza del TSSE reside, en palabras de la consejera, en “el inquebrantable compromiso de todas las personas y organizaciones que lo integran. Organizaciones nacidas de la libre iniciativa ciudadana, que canalizan la solidaridad y la participación social de la ciudadanía en general y, de forma particular, de las personas, familias, colectivos o comunidades que afrontan situaciones de especial vulnerabilidad”.

El Barómetro 2021 del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social revela, de hecho, que el 43,3% de estas organizaciones son entidades constituidas directamente por las propias personas y/o familias destinatarias; si bien el mismo informe señala que casi un 29% de ellas cuenta con la declaración de utilidad pública, lo que supone un reconocimiento social a su labor e implica que sus fines tienden a promover el interés general y su actividad no se dirige exclusivamente a beneficiar a sus personas asociadas.

Retos

Artolazabal también ha expuesto en su intervención los principales retos que las entidades del Tercer Sector Social de Euskadi identifican de cara a los próximos años. El más destacable de ellos es la gestión del relevo generacional, aunque existen, ha detallado, otros desafíos igualmente relevantes, como la sostenibilidad de las organizaciones; el fortalecimiento de la cooperación entre entidades y la generación de alianzas con la administración pública y con otros agentes sociales; la transformación digital; la innovación social o la búsqueda de respuestas eficaces a las necesidades emergentes en una cambiante realidad social.

Por su parte, Lucía Merino e Iker Fernández también han recalcado la importancia de “seguir visibilizando los resultados de la actividad del Tercer Sector Social de Euskadi, el valor añadido de la misma y el impacto social que genera, principalmente en términos de cohesión social, de protección de los derechos de las personas más vulnerables y de promoción de la participación”. De igual modo, las organizaciones consultadas se muestran preocupadas por las necesidades que “han eclosionado o aflorado por el impacto de la pandemia”, como las relacionadas con la brecha digital, la brecha educativa, la soledad o el aumento o agravamiento de los problemas de salud mental.

La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales ha manifestado que la comparativa de las conclusiones arrojadas por el Barómetro 2021 del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social respecto a los indicadores de años anteriores “invita, sin duda, a la esperanza”. Así, por ejemplo, se observa que el Tercer Sector Social de Euskadi ha seguido renovándose, con la incorporación de casi 290 organizaciones nuevas en los últimos dos años.

Socializar el conocimiento

Puesto en marcha en enero de 2020, el Observatorio Vasco del Tercer Sector Social es un instrumento técnico de la Administración General de la CAPV que, bajo el liderazgo del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, se encarga de recopilar, sistematizar, actualizar y generar información y conocimiento, así como de divulgar este conocimiento en todas las esferas vinculadas al Tercer Sector Social y entre las organizaciones y redes integradas en él.

En palabras de Beatriz Artolazabal, el Observatorio Vasco del Tercer Sector Social se ha convertido en “un instrumento reconocido y ampliamente utilizado por las organizaciones y redes del Tercer Sector Social de Euskadi”, que contribuye “no solo a una mejor estructuración del sector, sino también a ampliar y socializar el conocimiento, además de impulsar la innovación y la mejora continua en gestión e intervención de las organizaciones que lo integran”. A tal efecto, el Observatorio desarrolla una labor de diagnóstico permanente sobre la identidad, características y contribución social del Tercer Sector Social, al tiempo que pone en marcha diversas medidas orientadas a su promoción, a través de publicaciones, jornadas de divulgación, talleres o seminarios.

La consejera ha aprovechado la oportunidad para felicitar y dar las gracias a “todas las personas y entidades que integran un sector diverso, plural, solidario y comprometido”, y ha afirmado que el Observatorio Vasco del Tercer Sector Social “es y seguirá siendo un espacio para conectar a las organizaciones, generar reflexión y construir conocimiento colectivo. Siempre en permanente diálogo con las instituciones y con otros agentes implicados, tanto dentro como fuera de las fronteras de Euskadi”.

El encuentro se ha completado con la Mesa de diálogo intergeneracional: legado y relevo generacional en las organizaciones del TSSE, en la que 3 personas con una larga trayectoria en el Tercer Sector Social de Euskadi y 3 personas recientemente incorporadas al mismo han compartido sus reflexiones y experiencias personales


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